miércoles, 15 de diciembre de 2010

Ya no soy un pez...

Sí, en efecto, ya no puedo ver nadar y jugar por la pecera a esa cebrita enferma. Definitivamente murió. Me queda el consuelo de que su compañera estuvo a su lado, sin dejarla sola, hasta que apareció flotando en el acuario.
No tenía muestras de violencia alguna, debo pensar que murió y su amiga, dejándola marchar en paz  impidió al resto de los peces que la devoraran. Al fin y al cabo, esta especie, es lo más parecido al ejercito o a la policía dentro de una pecera. Ponen a todo el mundo firme en un momento y si hay superpoblación, rápidamente se comen a unas cuantas crías para solucionar el problema.
Recogerla con el salabre ha sido muy triste.
Ahora queda la acompañante sola, nadando perdida, desorientada en mitad de un montón de peces que no la comprenden igual de bien, con los que no puede jugar, solo pelear por la comida de cada día.
No me extrañaría verla flotando en unos días.
Perdonad que no escriba más, pero hoy es un día triste, se ha muerto un pez.

1 comentario:

  1. Todos estamos y todos no estaremos.
    Grandes vacíos nos acompañaran hasta dejar de estar.
    Es muy fina la línea entre el ser y el no ser.

    TS

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