jueves, 14 de octubre de 2010

Primera pastilla

Si todo este estuche de pastillas lograra hacer desaparecer el eco gris de tormenta que guardo en mi interior, podría decirse que habría encontrado la felicidad, y jamás os revelaría la identidad del fármaco mágico.
Pero mucho me temo que esto no es más que otra sustancia química segregada a mi cerebro. Mucho menos divertidas que otras, pero legales.
Me quedo mirando el blister alargado, de color aluminio, con esas minúsculas pirulas que tienen grabadas una E y una M. Claro, lo mismo pensé yo. Para Enfermos Mentales. Aunque mi médico de cabecera me aseguró que hacían referencia a la primera y ultima letra del nombre del componente: EscitalopraM.
Yo no se si creérmelo, al fin y al cabo voy una vez a la semana al psicólogo y una al mes al psiquiatra. Mi versión tiene más sentido. A veces me sorprendo de la lógica deductiva tan aplastante que tengo.
¿Saben esas mini cebollitas que ponen en los aliños de las aceitunas? Pues hasta este verano yo pensaba que se trataba de una clase especial de aceituna blanca.
¿O los trozos de cristales puntiagudos que se colocan en los muros para evitar que la gente los salte? Yo creía que era art-deco. Con sus colores y brillos tan bonitos.
En fin, creo que soy una mezcla de ingenuidad pasiva reflexiva y excitación plena momentánea.
Vamos que no se quien soy.

1 comentario:

  1. Te lo vuelvo a repetir. Me parece una pasada que hayas escrito esto en 5 mins. Espero tu próxima entrada. Ah, podrias aprovechar, y poner también alguna foto que hayas hecho ;). Mil besazos Anita Dinamita.

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