jueves, 28 de octubre de 2010

Nuevo vecino

Mucho tiempo sin escribir, mucho tiempo pensando que decir.

 
Una tarde, mientras me doblegaba en el sofá a la pesadez de después de comer, el timbre de la puerta me hizo levantarme.
Un chico alto y con los incisivos separados, me dice muy despierto. 
- Hola. Soy el nuevo vecino de abajo, ¿Qué hay?- a lo que yo, muy sincera, respondí.
- Pues aquí, digiriendo una fabada.- Su cara se volvió sorpresiva.
- Bien... oye ¿no tendrás por ahí un destornillador que prestarme? es que ya sabes, casa nueva... tengo muchas cosas que apretar...- Me di media vuelta hacia la caja de herramientas.
- Claro, normal- Busqué y registré la caja. Pero nada. De pronto, recordé haberlo utilizado para desatascar el desagüe del lavamanos del baño.
- Espera, creo que está aquí. - Lo recogí del suelo envuelto en una masa gris medio descompuesta de pelos, jabón y alguna otra sustancia que no alcance a descubrir.
- Sí, aquí está, Espera que te lo limpio un poco. Ya sabes, pelo largo, otoño... 
Cogí un trozo de papel y envolví la maraña babeante en él para tirarla por el retrete.
- Toma.
Extendí la mano y note como su cara despierta se tornaba en apagada y las comisuras prietas de sus labios se plegaban en una mueca de asco.
Lo tomó por el extremo de plástico redondeado, solo con la yema de los dedos. Mi miró un momento y dijo.
- ¿Quieres ver como está quedando la casa?- No tenía nada mejor que hacer, así que baje a ver el resultado de dos meses de insoportables obras.
Había cambiado el suelo, ahora era de madera más clara, el tabique que separaba la cocina del salón ya no estaba, entraba mucha más luz y parecía más grande.
- Mira, la habitación la he reformado también, ahora tiene baño individual.- Me dijo para llamar mi atención. Pero yo no podía dejar de fijarme en ese armario empotrado tan enorme. 
Que cabrito, pensaba yo, menudo armario. Era casi del tamaño de mi salón. Con zona de zapatero, cajoneras, colgadores especiales para camisas, pantalones, corbatas... Menudo pijo que se viene al vecindario, pensé.
- ¡Ah! Te gusta el armario, si lo se, de madera de nogal catalán, un caprichito. Pero mira, tiene un secreto. No me gusta el olor que los armarios desprenden a la ropa, llámame maniático, pero al descubrir que el tabique de esta pared daba a un patio donde solo tengo acceso yo dije, ¡anda! y ¿por qué no me construyo un doble fondo de armario? De manera que cuando quiera, tengo una ventana que al abrirla ventilo la ropa.
Y me pareció una idea tan genial que así lo hice. Y mira mira, que buena idea, asómate tranquila.
Pero te seré sincero, tus sardinas de este fin de semana y la fabada de hoy han hecho que me arrepienta de la idea. 
La ventilación de tu cocina también da a este patio. Y se me revuelven las tripas al ponerme mi camisa de Guchi con olor a fritanga. 
Pensé en cerrar la ventana, pero ¿por qué voy a dejar de llevar la ropa fresca y ventilada? ¿Por qué tener que dejar de oler bien? es más fácil evitar que tu cocines. 
Y se abalanzó sobre mí, agarrándome las manos fuertemente y empujando mi cuerpo por la ventana.
Caí al patio. 
No se cuanto tiempo llevo aquí. No puedo moverme y tampoco puedo hablar. Mis ojos todavía alcanzan a ver el vaivén de sus camisas saliendo por la ventana.

4 comentarios:

  1. Escatológica como siempre, pero si solo él tenía acceso al patio interior, significa que no hay ventanas, luego, ¿por donde le llegan los efluvios gastronómicos al pijo asesino?.
    Cuidate de abrir la puerta y tu corazón a desconocidos.
    La que te pario.

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  2. Querida, muy buena percepción. Es cierto, me lo tome como una licencia literaria, pero está claro, hábil lectora, que he metido la pata. Que se le va hacer, ya saldrá mejor.
    Y tranquila, antes de abrir la puerta, pregunto quién es.
    La que fue parida.

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  3. Pues no estoy de acuerdo, que el patio sea suyo porque solo él puede acceder significa que está en una planta baja. Si no, ¿cómo tener al aire ese fondo? Lo que no quiere decir que no haya ventanas que den a cocinas.

    Cómo está el mundo, que hay que irse quitando de encima todo tipo de asesinos para no terminar con el cuello roto en un patio que huele a ricas comidas.

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  4. Muchas gracias Nano, siempre es bueno otro punto de vista nuevo para refrescar los relatos.

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